España es uno de los pocos países europeos donde se encuentra arraigado el seguro de decesos. De hecho, este modelo de seguro apenas existe en unos pocos países, ya que generalmente se encuentra incluido dentro de las coberturas de los seguros de vida. En nuestro caso, millones de personas siguen pagando las primas periódicas de estos seguros pero ¿realmente merecen la pena?
El origen de la expansión de los seguros de decesos arranca en España tras la posguerra. La creciente emigración eleva la importancia de unos seguros que podían contribuir tras el fallecimiento del asegurado a cubrir los costes del traslado de los restos a su punto de origen, algo no al alcance de todos los bolsillos, además se trataba de un modelo de aseguramiento relativamente flexible en el que la prima, por ejemplo, se podía pagar en mensualidades.
El arraigo de los seguros de decesos
Una vez firmemente asentados estos seguros dieron lugar a un fenómeno de trasmisión familiar ya que las pólizas se ampliaban a los hijos y así sucesivamente, manteniendo el volumen de aseguramiento prácticamente en cifras de crecimiento constante.
Tres seguros que necesitas y otros tres que no
De hecho se ha tratado de uno de los pocos productos de aseguramiento que han mantenido su crecimiento relativamente constante a lo largo del tiempo de manera que a fecha de hoy todavía gestionan un alto porcentaje de los funerales que se celebran en nuestro país.
Si o no a los seguros de decesos
Resulta, como era de esperar, una respuesta compleja y de muy difícil generalización.
El principio de los seguros de decesos es pagar en vida por los costes que generaremos al fallecer. En nuestro país la media de los gastos derivados de un funeral se sitúa entre los 3.000 y 3.500 euros, una cantidad importante si ha de hacerse frente a ella de improvisto. En este terreno, y teniendo en cuenta que las primas de los seguros de decesos suelen ser bajas comparativamente, se puede entender un pro de este modelo de aseguramiento; bajo coste periódico y cobertura garantizada.
Sin embargo en los últimos años el cuestionamiento al producto es creciente. El primero de los contras es evidente; el sobreaseguramiento. Este exceso de aseguramiento se puede asociar a un exceso de coste (imaginemos una persona que lleva abonando pólizas durante cuarenta años y a la vez mantiene el aseguramiento al conjunto de los miembros de la familia) y también porque hoy en día buena parte de los seguros de vida, aportan cantidades superiores que permiten asumir esos gastos además de aportar otras coberturas.
En resumen
Depende del usuario y aunque sea una conclusión tópica también es certera. Alguien que desea exclusivamente una cobertura para los gastos de su sepelio puede perfectamente asumir como útil un producto que ronda los 80 euros anuales de coste de media, sin embargo, para alguien con mayor nivel de aseguramiento puede resultar un producto redundante y un coste extra para un gasto ya cubierto con otros seguros.