Prácticamente el 75% de los participes en pensiones aporta anualmente menos de 300 euros. Este dato publicado en el informe de la DGSFP nos da solo una muestra más de que a pesar de la proyección de los productos orientados a la jubilación, seguimos considerándolos como un producto poco importante, y, lo que es peor, desconocemos buena parte de su funcionamiento, condiciones y expectativas.
Y es que realmente un número abrumador de suscriptores de planes de pensiones desconocen de sus productos cuestiones tan básicas como la rentabilidad que proponen, la rentabilidad a fecha de consulta o el modelo de inversión del producto.
En un reciente estudio se revelaba otro dato esclarecedor; prácticamente el 70% de los suscriptores de planes de pensiones desconocía cuestiones básicas de sus productos. Estamos hablando de cuestiones tan elementales como el modelo de inversión que su fondo de pensión presenta, la dirección de los activos en inversión de dichos planes de pensiones, e incluso la rentabilidad corriente del producto…
Esto significa un escenario en el que a pesar de la implantación teórica de los planes de pensiones como herramientas adecuadas para el ahorro jubilación, el usuario medio ni invierte mucho dinero en el producto, ni se interesa demasiado realmente por sus características más allá probablemente de informaciones básicas como la ayuda a la fiscalidad.
¿Por qué prestamos tan poca atención a los planes de pensiones?
Existen motivos de lo más diverso, sin embargo nosotros encontramos tres que destacan sobre los demás;
- Un modelo de contratación confuso
- Una visión deformada de la utilidad del producto
- Una cultura financiera baja
Un modelo de contratación confuso: En demasiadas ocasiones se presenta la contratación de planes de pensiones como un producto en paralelo asociado a la vinculación de las entidades exigen para la contratación de otros productos como por ejemplo préstamos o créditos hipotecarios. Esta condición de producto comodín para la vinculación está en el fondo de muchas contrataciones a desgana de un producto que se adhiere a la cartera del usuario más por la obligatoriedad derivada de la vinculación que por el deseo de contratarlo. Es una realidad palpable y obviarla es no reconocer una parte importante del problema.
Verdades y medias verdades sobre los planes de pensiones
Una visión deformada de la utilidad del producto: Hace poco accedíamos una encuesta en la que quedaba claro que el español no confía en absoluto en mantener su poder adquisitivo a la hora de la jubilación. Esta constatación deriva también en una toma de conciencia de la necesidad de la contratación de productos que ayuden precisamente en ese sentido, sin embargo, la percepción de estos productos y su utilidad sigue sin estar clara para el usuario medio. Poseer un plan de pensiones, además de las ventajas fiscales, puede ser una herramienta complementaria útil junto a otras iniciativas, o incluso, dependiendo del punto de arranque del ahorro una respuesta en sí mismos, sin embargo esta conciencia de producto no ha calado aún en el usuario de nuestro país.
Una cultura financiera baja: Si realizamos una comparativa en lo que a ahorro para jubilación se refiere entre nuestro país y la media en este sentido presenta el ámbito europeo vamos a encontrar una diferencia abismal, en el caso de algunos países como Alemania es simplemente a fecha de hoy de inalcanzable. Esto lo hace sólo referencia a los productos orientados a la jubilación o los planes de pensiones en concreto, realmente, la cultura financiera en nuestro país comparativamente es muy baja, y, a pesar de que se ha mejorado mucho en la última década en estos aspectos (a la fuerza) seguimos presentando un déficit de comprensión sobre las necesidades financieras de las economías domésticas y las posibles soluciones en forma de productos.