Si llevas tiempo viendo cómo sube todo —desde el pan hasta la luz— es normal que te preguntes si estás pagando de más en tus seguros. Y, sinceramente, es muy probable que sí. Lo bueno es que no hace falta renunciar a coberturas importantes para ahorrar. Solo hay que saber dónde mirar, qué ajustar y qué evitar.

Y no, no vas a tener que hacer malabares con términos raros ni pasarte horas al teléfono. Esto va de ser práctico y, sobre todo, realista.
Revisa lo que estás pagando y por qué
Hay algo que mucha gente no hace, y es revisar sus pólizas una vez al año. Te llega el recibo, lo pagas, y sigues con tu vida. Pero, ¿te has parado a mirar si sigues necesitando todo lo que cubre ese seguro?
Por ejemplo, puede que contratases una cobertura de asistencia en carretera completa cuando te compraste el coche… pero si ahora apenas haces viajes largos, quizá estás pagando por algo que no necesitas. O en el seguro del hogar, lo mismo: ¿realmente necesitas cubrir joyas si ni tienes?
Aquí la clave es que pagues solo por lo que de verdad usas, no por lo que “podría pasar pero nunca pasa”.
Subir la franquicia puede ayudarte (aunque no siempre)
Vale, esto depende un poco de tu situación, pero es una opción. Si decides asumir una parte mayor del coste en caso de siniestro —lo que se conoce como franquicia—, lo normal es que la aseguradora te baje el precio del seguro.
Ahora bien, no te emociones. Aumentar la franquicia tiene sentido si tienes un buen colchón económico o si no das partes habitualmente. Pero si eres de los que da un parte al año, igual no te compensa. Es cuestión de echar cuentas, sin complicarse mucho.
Agrupa y vencerás (o al menos ahorrarás algo)
Este truco lo conocen pocos, pero funciona. Muchas compañías ofrecen descuentos si tienes varios seguros con ellos. Así que si tienes el coche asegurado en una, el hogar en otra y el de salud en una tercera, puede que estés perdiendo dinero.
Agruparlos te puede suponer un buen ahorro al año y, además, simplificas todo. Una sola compañía, un solo número de teléfono si pasa algo, y menos papeleo.
Pero cuidado, no lo hagas a lo loco. Compara primero. No siempre agrupar significa pagar menos si las coberturas no están bien ajustadas.
No tengas miedo a cambiar (de verdad)
Esto es más mental que otra cosa. Hay gente que lleva 15 años con la misma aseguradora “porque nunca me han fallado”. Y oye, si estás contento y el precio es bueno, genial. Pero si pagas más de la cuenta por costumbre, eso sí que es un fallo.
El mercado cambia, las ofertas también, y lo que hace cinco años era competitivo, ahora igual está carísimo. Así que compara cada año, y si ves que hay algo mejor y fiable, da el paso. No eres menos fiel por cuidar tu bolsillo.
Negocia como si fuera el recibo del móvil
Otra cosa que no solemos hacer: negociar. Y sí, se puede negociar con las aseguradoras. De hecho, muchas están abiertas a mejorar condiciones si ven que puedes irte con otra.
Solo tienes que llamar, decir que estás comparando ofertas y preguntar si pueden mejorarte lo que ya tienes. A veces no moverán ni un céntimo. Pero otras, sí. Y por preguntar no pierdes nada.
Ahorrar sin perder coberturas es más fácil de lo que parece
No hace falta recortar protección para pagar menos. Solo hace falta tener claro qué necesitas, revisar tus seguros con algo de sentido común, y no tener miedo a ajustar o cambiar si hace falta.
Porque sí, los seguros son importantes, pero no por eso hay que pagar lo que te pidan sin pensar. Hay margen, hay trucos, y sobre todo, hay muchas oportunidades de ahorrar si estás un poco atento.