En una comparación de los productos aseguradores de nuestro país con países del ámbito europeo, probablemente, pocos productos señalarían una diferencia tan grande como los seguros de decesos, enormemente extendidos en nuestro país y desde luego no tan contratados en el conjunto del ámbito europeo.
El seguro de decesos, que como sabemos viene a cubrir todos los gastos tras el fallecimiento de una persona, gastos que en nuestro país de media se sitúan en el entorno de los 3500 €, es un producto de aseguramiento que ha ido extendiéndose y pasando de padres a hijos hasta conformar un conjunto de asegurados que en nuestro país se mueve sobre los 20 millones.
¿Cuales son las pólizas de seguro más extravagantes?
Los seguros de deceso arraigaron en nuestro país en plena posguerra de la mano de las personas que debían emigrar tanto del campo a la ciudad como incluso al extranjero, este tipo de seguros realmente venían a garantizar que en caso de fallecimiento el asegurado podría ser enterrado en el cementerio de su localidad de origen, algo que en caso de tener que ser hecho frente en el momento difícilmente podría ser pagado.
A partir de ahí y con un modelo de transmisión familiar de aseguramiento lo cual los padres comienzan a asegurar a los hijos, elementos como la costumbre y un coste mensual relativamente barato, hacen posible el sostenimiento (y crecimiento) de estos seguros hasta el punto de que más del 60% de los funerales que se realizan en nuestro país son gestionados por aseguradoras.
El mercado actual de este producto de aseguramiento en nuestro país, que mantiene crecimientos estables año a año desde que se comenzaron las mediciones de los mismos, se reparte entre tres aseguradoras que prácticamente absorben el 80% del negocio; Ocaso, Santa Lucia y Mapfre, que a su vez a lo largo de los años han ido tejiendo una red de adquisiciones funerarias que ha devenido en la asociación de las aseguradoras también este segmento como dueñas de grandes grupos funerarios.