El seguro de protección de cambio de interés es el nombre con que se está conociendo este producto financiero que ha empezado a aplicarse a las hipotecas.
Para quienes conocen el mundo financiero, sabrán que el seguro de protección de cambio de interés, es el viejo conocido Swap.
El Swap es un contrato complejo, básicamente utilizado por empresas al realizar ciertas inversiones o incluso compras a crédito para cubrirse las espaldas si los tipos de interés suben más de un nivel previsto.
Los swaps son productos financieros de alto riesgo que normalmente intercambian un tipo fijo por uno variable. Así lo habitual es que quien está endeudado a tipo variable contrate este producto para protegerse de posibles subidas de los tipos de interés por encima de un determinado nivel a cambio de no beneficiarse de las bajadas, es decir, deja el tipo congelado o casi congelado en un determinado nivel. De este modo, se obliga a la entidad financiera a pagar el diferencial si el tipo sube del nivel máximo fijado y al cliente a abonar la diferencia en caso de que el tipo baje.
Tal como dijimos este es un producto conocido en el mundo financiero por ser usado por grandes empresas y hasta gobiernos, la novedad desde hace algunos meses en España es que ha llegado hasta los pequeños ahorradores sin que muchos de ellos conozcan su funcionamiento ni peculiaridades, dado que algunas entidades están vendiendo hipotecas que traen asociado este producto oculto bajo denominaciones como seguro de cobertura, bono clip, cuota segura o permuta financiera.
El swap vinculado a una hipoteca o seguro de protección de cambio de interés, permite pagar un crédito referenciado a un tipo de interés fijo durante un plazo establecido, independiente de variaciones externas.
Es un tipo de póliza que se contrata con el objetivo de minimizar el impacto negativo que las subidas de los tipos de interés puedan tener en la cuota, pudiéndose establecer un máximo, a partir del cual y una vez superado, es la entidad financiera quien abonará la diferencia de la cuota resultante. Suelen ser pólizas caras, con lo que se recomienda antes de contratar estudiar bien las condiciones.
Así si bien no es producto dirigido a las hipotecas, tras el verano, cuando el Euribor tocó su máximo en julio (5,3%), los bancos y cajas comenzaron a venderlo a sus clientes, que ahora son casi indemnes a la caída libre del índice. Este producto también se usa, por ejemplo, en el intercambio de divisas o en la compra de barriles de petróleo para fijar un valor fijo a las monedas y un precio fijo al barril independientemente de sus fluctuaciones.
En principio y obviamente resulta un muy buen producto, y más si tenemos en cuenta que la entidad abona la diferencia al cliente cuando el Euribor es superior al tipo de referencia pactado. Pero el problema llega cuando los tipos de interés bajan considerablemente, como ha ocurrido.
Es recomendable en los casos de hipotecas contratadas a tipo variable, si se prevén subidas en el futuro, sobretodo si se está pagando una cuota elevada y no se podrá hacer frente a una subida indefinida de los tipos de interés.
Con este producto los particulares pueden decidir qué nivel de Euríbor quieren asumir y en qué plazo.