Por muchos esfuerzos y mejoramientos que se realicen en los servicios de seguros, todavía el sector genera muchas reclamaciones. Es así que los servicios de seguros de vehículos, de hogar, de vida o sanitarios, llegaron a generar 618 reclamaciones de los consumidores en servicios de Consumo de la Junta de Andalucía el año pasado, esto significó el 19% más que 2008.
Entre los diferentes ramos de seguros, el de los seguros de vehículos han sido los que captaron la mayoría de reclamaciones, con 176, más del 28% del total de las reclamaciones que se han presentado.
Mientras que los seguros sanitarios llegaron a 138 reclamaciones en 2009, y los seguros de hogar 135 reclamaciones quedaron en tercera posición en reclamaciones, le siguieron los seguros de vida, con 29 reclamaciones.
Si se estudia el por qué de las reclamaciones, durante los 2 últimos años, el principal problema que llevó a las reclamaciones de los consumidores andaluces, dentro de dicho sector mayormente se debió a la falta de cobertura en eventualidades en las que los asegurados estimaban que se encontraban cubiertos, debido a la terminología técnica del contrato y a las diversas formas de interpretar.
Además de ciertos incumplimientos que van en contra de los derechos de los asegurados, casos en los que se les niega la negativa a darles una copia de la documentación sobre un expediente de siniestro, también se han dado por incumplimiento del catálogo de servicios, falta de atención o injustificadas razones para negar servicios o derechos de los asegurados.
Más allá de las quejas razonables o no, desde la Dirección General de Consumo de la Consejería de Salud les recomienda a los consumidores consultar previamente varias aseguradoras antes de contratar un seguro, y no elegir uno por el precio solamente, debiéndose fijar en los contratos la cobertura que se brinde además de las limitaciones. Para ello deberán de leer el contrato detalladamente y la letra chica del mismo, ya que el asegurado le asiste el derecho de 15 días para formalizarlo tras la firma.
Para evitarse problemas, pueden exigir que la póliza de seguro se realice por escrito y que la aseguradora les una copia completa del contrato dónde figuren todas las condiciones, y también se les recomienda guardar los recibos del pago de las primas.
También deberán a la hora de estudiar el contrato, prestar atención a la letra pequeña y sobretodo a los casos excluidos de indemnización. Ya que en caso de siniestro, el asegurado deberá comunicarlo a su aseguradora dentro del plazo establecido por la póliza y si no se estableciese un plazo, en el de 7 días y comunicar las circunstancias que hayan cambiado el riesgo.
Por otro lado, las condiciones generales de contratación y las particulares deberán de estar debidamente legibles y comprensibles para los asegurados y si no se llegaran a entender, pueden solicitar que le sean explicadas.